La onda sísmica del COVID-19 ha provocado una profunda perturbación en todos los ámbitos y sectores, incluido el bancario. En estos tiempos convulsos, el sector se ha ganado la confianza de los clientes al gestionar la crisis de manera efectiva. Ha sabido responder a las medidas obligatorias impuestas durante el estado de alarma al optimizar los servicios remotos, satisfacer e implementar las necesidades de los clientes garantizando la eficiencia en la prestación de sus servicios.

Los tres ejes claves que han seguido a las entidades financieras para responder con eficacia a la actual crisis han sido: establecer fuertes mecanismos de liquidez y financiación garantizando que las medidas lleguen a los clientes que realmente lo necesitan; apuntalar bien la gestión del riesgo, solventando cualquier problema de seguridad y, en tercer lugar, el desarrollo de mecanismos de cumplimiento que evalúen de manera continua los riesgos y compromisos del banco.

La pandemia ha acelerado la tendencia digital y ha obligado a la banca a actuar de forma diferente y adelantarse a las necesidades de los clientes. La Inteligencia Artificial, el Aprendizaje Interactivo, así como otras prácticas han ayudado a implementar las estrategias bancarias,  y a mejorar sus perspectivas predictivas y eficiencia.
La digitalización ya no es una opción sino un deber. El secreto del éxito y supervivencia del sector reside en la resiliencia y en la capacidad de solventar las necesidades de los clientes anticipándose a los riesgos y gestionando con eficacia sus decisiones. En la nueva la normalidad, los bancos han de revisar sus planes de continuidad a corto, medio y largo plazo y, también,  garantizarse una gestión integrada y el control en los procesos de ciberseguridad, pago, liquidez o crédito.