Tres tecnologías para una banca acelerada por la pandemia COVID-19

Como ya hemos reseñado con anterioridad en alguna ocasión, los cambios que afronta el mundo hacia una digitalización sin precedentes ya estaban entre nosotros antes de que apareciera el coronavirus. La pandemia COVID-19 no ha instaurado el teletrabajo, el dominio del comercio electrónico o la utilización masiva de las plataformas digitales de ocio, entre otras nuevas herramientas. Lo que ha hecho ha sido acelerar su incorporación a nuestras sociedades, al actuar como una suerte de validación de la viabilidad de su uso frente a modelos tradicionales.
El impacto sobre el sector bancario y financiero sigue esos mismos derroteros. La banca digital no es algo que haya nacido en los meses precedentes, pero el estallido de la pandemia y el cambio de hábitos fruto del confinamiento ha permitido una escalabilidad prácticamente impensable solo el año pasado. Por parte de los clientes, al acceder de forma masiva y normalizada a toda una serie de funciones que ya estaban ahí pero cuyo uso seguía siendo limitado. Por parte de los bancos e instituciones financieras, asumiendo el creciente potencial de impacto, alcance y capacitación que ofrecen las herramientas digitales, lo que les permite no solo ampliar y fidelizar su clientela, sino también explorar nuevas vías de negocio y de contacto con el mercado al que se dirigen.
El recorrido es aún mayor si tenemos en cuenta tendencias imparables como el Open Banking, que salen potenciadas de este escenario. Al alentar la entrada de competidores de nuevo cuño, mediante el valor que aporta el acceso de aplicaciones de terceros a las cuentas bancarias, la aceleración digital ligada a la pandemia sirve como vector de innovación para un sector que, sí o sí, ya daba síntomas de agotamiento en su modelo más tradicional. Y todos estos cambios serán duraderos, como es esperable en adopciones que se producen de manera orgánica y natural, aún siendo herederas de interrupciones abruptas como el COVID-19.
No son afirmaciones hechas sobre la nada. Uno de los análisis con mayor reconocimiento a nivel internacional, dado a conocer en fechas recientes en su edición de 2020, viene a reafirmar estas observaciones. Se trata de la investigación anual fruto de la asociación entre la consultora de software Tenemos y la Unidad de Inteligencia de The Economist, según se recoge en la web del Foro Económico Mundial. Como estudio global sobre el futuro de la banca, sus conclusiones se basan en entrevistas con más de 300 ejecutivos de negocios bancarios de bancos minoristas, comerciales y privados, de los que más de la mitad pertenecen a la directiva (C-suite) de sus organizaciones.
Los resultados de la investigación en 2020 sugieren las tendencias que parecen llamadas a dar forma al futuro de la industria bancaria, y que vienen encabezadas por el uso sistemático de las nuevas tecnologías. De hecho, dos de cada tres encuestados manifiesta que las nuevas tecnologías tienen el mayor impacto en la banca en los próximos cinco años. Más importante que la cifra en sí, lo reseñable es que esta respuesta representa un aumento del 57% con respecto al dato obtenido solo el año pasado. La pandemia del coronavirus ha venido a acentuar las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen a las entidades financieras para hacer frente a las demandas de los clientes, los retos de los entornos cambiantes, y la irrupción de competidores externos. Han pasado de ser un problema a ser un aliado.
De hecho, el cloud y los SaaS sitúan a los bancos al nivel de quienes siempre se han considerado sus competidores más aguerridos, y que cada vez más se van revelando como partners estratégicos: las empresas FintEch. “En solo tres semanas”, destacan los autores del estudio, “Atlantic Union Bank en los EEUU utilizó una solución SaaS basada en la nube para financiar más de 1.400 millones de dólares en préstamos del Programa de Protección de Cheques de Pago del Gobierno para 6.500 empresas. EQ Bank, el primer banco nacido en Canadá digitalmente, ha utilizado la escalabilidad cloud para satisfacer el aumento de la demanda digital y recientemente alcanzó los 3.000 millones en depósitos”.
Pero ningún mapa de nuevas tecnologías está al completo en estos días si no está invitada al convite la Inteligencia Artificial (IA). Si la nube y el software como servicio son apuestas indiscutibles, la IA está llamada a dividir en dos grandes grupos a la banca: ganadores vs. perdedores, según se decidan a habilitarla o no lo hagan. 3 de cada 4 consultados en esta investigación (77%) afirman que será la tecnología que más cambie el terreno de juego.
Por último, el estudio destaca que la transformación digital de la banca va más allá de la pura aplicación de tecnología a la hora de brindar servicios. También afecta al propio modelo de negocio. De hecho, casi la mitad (45%) afirma estar comprometido en convertir a sus organizaciones en el centro de plataformas de ecosistemas digitales.
Coherentes con la profundización digital en la que nos ha zambullido la pandemia, ya no se considera una transformación esencial el hecho de brindar servicios a través de Internet ni mediante modalidades mobile. Eso es un cambio en la forma de acceso, pero no en la fisonomía del negocio. El modelo de ecosistema brinda la oportunidad de implementar softwares intuitivos de autoaprendizaje, que integren verdaderamente la vida cotidiana con la banca, que se amolden a las experiencias, capacidades y necesidades de cada cliente.
”El entorno actual es, sin duda, un desafío para los bancos. Los efectos conductuales y económicos de la crisis del coronavirus serán profundos y se sumarán a las persistentes presiones financieras, operativas y de los consumidores”, concluyen los investigadores. “Con estos elementos en su lugar, los bancos reducirán los costos e impulsarán la eficiencia, ayudándoles a capear la tormenta que se avecina y redefinir su valor para los clientes en un mercado cambiante.
Último Artículos

Solicitar Demo

Demo Mockup Flow Chart | GDS Link

Descargue nuestra Visión General